La noche del viernes trajo una noticia devastadora para la comunidad deportiva de Santa Fe. Lucas González, un entrenador de tan solo 32 años, falleció de manera repentina tras sufrir una descompensación mientras entrenaba en el Club Kimberley. González, quien era el entrenador del equipo Unión A, también participaba activamente como jugador en la liga promocional, un hecho que subraya su profunda pasión por el básquet y su compromiso con el deporte local.
Lucas González no era solo un entrenador; era una figura querida y respetada en el ambiente del básquet santafesino. Su dedicación no se limitaba a las canchas de entrenamiento, ya que su compromiso con el deporte y con los jóvenes jugadores a los que dirigía era evidente en cada sesión, en cada consejo y en cada partido. A sus 32 años, ya había dejado una marca imborrable en la Asociación Santafesina de Básquet, siendo el entrenador principal del equipo Unión A y también un pilar fundamental en el Club Gimnasia y Esgrima.
El viernes por la noche, luego de una jornada de entrenamiento en el Club Kimberley, Lucas comenzó a sentirse mal. Fue trasladado de inmediato a un sanatorio privado en la ciudad, donde llegó aquejado por un intenso ardor en el pecho. A pesar de los esfuerzos médicos, Lucas falleció poco después, dejando un vacío imposible de llenar en su familia, amigos, y en toda la comunidad deportiva.
En honor a su memoria, el Club Unión ha decidido izar la bandera a media asta, un gesto simbólico que refleja el dolor y el respeto que la institución y sus miembros sienten por la pérdida de uno de sus pilares. Los restos de Lucas están siendo velados en la funeraria Serca, en un acto que ha congregado a familiares, amigos, colegas y jugadores, todos unidos por el dolor de su partida y el deseo de rendirle un último homenaje.
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