Ante esta situación, tanto el propio Marcos Rojo como el presidente de RacingDiego Milito, se comunicaron en las últimas horas con la dirigencia de Boca Juniors, con el objetivo de pedir la disolución formal de la rescisión de contrato. Esa medida permitiría abrir la puerta a una nueva negociación que cumpla con los requisitos reglamentarios, aunque por ahora no hubo respuesta oficial desde el club xeneize.

Mientras tanto, Racing lo incluyó provisoriamente en la lista de buena fe para los octavos de final de la Copa Libertadores, a la espera de la aprobación de la CONMEBOL. Sin embargo, la participación del defensor frente a Peñarol aún está en duda.

La situación genera preocupación en Avellaneda, ya que Rojo fue uno de los refuerzos estrella del mercado y su experiencia es vista como un activo clave para lo que viene. Pero para que pueda competir en el plano local, será necesaria una acción concreta por parte de Boca, que por ahora mantiene el silencio.

NA