María Itatí Castaldi, sufrió un accidente vial en 2006. Se dirigía a la localidad santafesina de Franck para disputar un partido de hockey. El auto en el que viajaba intentó esquivar un pozo y se descontroló, despistó y comenzó a dar vueltas. El accidente le quebró la columna y nunca más pudo volver a caminar.
Antes del accidente jugaba al voley y al hockey, "al básquet ni lo tenía registrado", cuenta la mujer que llegó al Seleccionado Nacional de Basquet Adaptado en Silla de Ruedas.
"Después de eso, pensé que me podía tirar a morir en una cama o que podía salir a la vida de nuevo. Lo que me pasó me cambió la vida para siempre, pero no tiene un por qué sino un para qué", afirma, sin titubeos ni excusas y con enorme fortaleza.
El deporte fue su camino de salida, su "cable a tierra", como ella misma lo define: "El deporte jugó un papel fundamental en mi vida, fue lo que me rescató. Ahí comparto con otras personas que tienen discapacidades y me divierto". Hoy forma parte de la comisión directiva de CIlsa, la ONG que aborda la problemática de la discapacidad de manera integral a través de numerosos programas sociales, que incluyen la entrega de elementos ortopédicos y sillas de traslado.
Dificultades diarias
"Antes de tener la discapacidad no me daba cuenta, no veía mas allá de mis ojos. Después que tuve el accidente me di cuenta lo difícil que es desplazarse por la ciudad para alguien con movilidad reducida. Desde que me levanto a la mañana encuentro trabas, no tanto en mi casa porque tengo la posibilidad de tenerla adaptada, pero una vez que salgo a la calle me encuentro con veredas muy irregulares, rotas, con escalones", sostuvo Tati.
En el mismo sentifo, agregó: "La educación en este sentido es fundamental, muchas veces vas a una rampa y te das cuenta que esta rota y entonces no podés acceder. Y tenemos que aprender que un baño para discapacitados no es un depósito de limpieza en el cual entrás y tenés que estar maniobrando entre la lavandina, el balde, las escobas y trapos".
Con respecto a estas trabas diarias que tienen las personas con movilidad reducida, manifestó que "muchas veces hay falta de empatía. Hay gente que es muy amable, te ofrece ayuda, pero hay otras personas que te ven complicada y pasan de largo. Nos falta ver al otro y ponernos en su lugar". Por último, dijo: "Se necesita un cambio social muy grande, donde cada uno de nosotros entienda que hace falta un mayor compromiso y empatía, porque muchas veces nuestras actitudes también pueden significar una barrera física", concluyó.
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