El último informe del Banco Central confirmó lo que muchos hogares ya perciben en su economía cotidiana: el endeudamiento para consumo sigue en alza y el incumplimiento en los pagos se intensifica. En abril, la morosidad en los créditos personales alcanzó el 4,6%, el nivel más alto desde agosto de 2022, mientras que en tarjetas de crédito llegó al 3,2%, el mayor nivel desde fines de 2020.
Los datos del BCRA reflejan una tendencia preocupante. El crédito destinado a las familias es el principal responsable del deterioro en los indicadores del sistema financiero. En total, la mora del crédito al sector privado subió al 2,2%, con un alza de 0,2 puntos porcentuales respecto a marzo. El segmento de consumo mostró una suba aún más marcada, con un salto de 0,4 p.p.
En contraste, la morosidad del crédito empresarial se mantuvo baja, en torno al 0,9%, cerca de mínimos de las últimas dos décadas. No obstante, preocupa el deterioro en los canales no bancarios. Según la Cámara Argentina de Empresas de Servicios Financieros no Bancarios (Caesfi), la mora entre sus clientes creció 5% en seis meses, reflejando mayores dificultades en sectores excluidos del sistema tradicional.
El informe también destaca que los préstamos con garantías preferidas presentaron una morosidad de apenas 1,6%, mientras que los préstamos sin respaldo escalaron al 2,3%. A nivel general, el sistema financiero mantiene niveles de previsionamiento elevados, del 142%, lo que indica una cobertura adecuada ante eventuales pérdidas, aunque el deterioro en el frente familiar enciende luces de alerta para los próximos meses.
Comentarios