El constante aumento en el precio de los combustibles sigue golpeando con fuerza el bolsillo de los santafesinos. De acuerdo con el último informe del Centro de Estudios Económicos y Sociales Scalabrini Ortiz (Ceso), entre enero y septiembre de 2025 la nafta tuvo un incremento del 24%, dos puntos por encima de la inflación acumulada en ese lapso.
Tan solo en septiembre se registraron al menos tres incrementos, que dejaron un alza mensual del 5%. Esto significa que llenar un tanque de 50 litros de nafta súper costó en ese mes $76.530, es decir, $13.700 más que a principios de año.
La situación también es crítica para el transporte de carga. Según el mismo relevamiento, llenar un tanque de gasoil común en Santa Fe demandó en septiembre $56.035, lo que representa un incremento de $11.515 en comparación con enero, es decir, un 26% de aumento acumulado.
El informe también advierte que las subas continuaron durante octubre, ampliando la brecha entre el aumento de precios de los combustibles y la inflación general.
Caída en las ventas y menos control estatal
Este aumento sostenido de los precios ocurre en un contexto de retracción en el consumo. Las ventas de combustibles en la provincia de Santa Fe cayeron un 4% interanual y un 10% respecto de agosto de 2023. En particular, las ventas de gasoil común al público retrocedieron un 13% en comparación con agosto de 2024, mientras que la venta de nafta súper se mantiene estable, aunque sin crecimiento.
A esto se suma una decisión reciente del Gobierno Nacional: la derogación de la resolución 314/2016, que obligaba a las estaciones de servicio a notificar cualquier cambio de precios dentro de las 24 horas posteriores a su aplicación. Con esta medida, los aumentos de combustibles ya no requieren ser informados oficialmente, lo que genera un escenario de menor transparencia y control sobre los valores en surtidores.
La combinación de aumentos, caída en las ventas y menor regulación plantea un panorama complejo tanto para consumidores particulares como para sectores productivos que dependen del transporte, en una economía aún marcada por la incertidumbre y la pérdida del poder adquisitivo.
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