Hemilse Salari padecía una disfunción renal y cuando su cuadro se agravó, los medicos le dijeron que tenía dos caminos: someterse a diálisis o conseguir un donante. "A partir de agosto del 2020 concurro por una visita al cardiólogo, porque comencé con niveles de hipertensión alta. Me hicieron análisis de rutina y todo salía bien. Al año siguiente, voy a un control ginecológico y en un análisis había ciertos índices de alerta", detalló y añadió: "En una biopsita determinaron que tenía una insuficiencia renal crónica y no se sabía la causa".
"Llegó un punto que el médico me dice, de acá a unos años, tal vez cinco o diez, puede que necesites un trasplante renal para seguir viviendo, porque había dos vías de tratamiento, ya que no tiene cura, sino solo tratamientos. Una era dializar y la otra el trasplante renal", indicó Hemilse.
A la respuesta la tenía su hermana, Melisa, quien sin dudar ni un instante le ofreció su riñón. "El amor hacia la familia es algo en común que nos caracteriza a todos. Cuando le detectaron la enfermedad a Hemilse, empezamos a hacernos la idea en la cabeza de lo que significa un trasplante, en la muerte, los pocos años de vida, todo debido a la falta de información a pesar de todas las campañas", sostuvo.
"Acompañandola a ella a las consultas con el doctor, nos contó sobre la posibilidad de los donantes vivos dentro de la familia y nunca dudé en decirles 'yo quiero ser la donante'", resaltó Melisa. Como si se tratara de gemelas, los estudios comprobaron una compatibilidad del 100%, requisito fundamental para el trasplante.
Hoy, a casi 10 días de la cirugía y en plena recuperación, las santotomesinas son el testimonio vívido de todo lo que las campañas de donación buscan enseñar. En sus cuerpos quedaron apenas algunas cicatrices, que no se comparan con la imborrable marca de amor grabada en sus almas...
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