La presión cambiaria obligó al Banco Central a vender más de u$s 1.600 millones en dos semanas, en medio de una dolarización de carteras. Y el dólar blue y los financieros se consolidaron en la zona de los $1.300.
Entonces surge la pregunta: ¿si con la vigencia del cepo fue imposible frenar la salida de divisas, ¿qué ocurriría si se renovara esa presión sobre el dólar sin tener obstáculos para comprar divisas?
Existe consenso entre los analistas en que el nuevo acuerdo obligará a la Argentina a ir modificando su esquema cambiario, porque el actual sistema no ha sido capaz de frenar la salida de divisas.
Las reservas netas del Banco Central siguen en terreno negativo, en niveles que rondarían los u$s 8.500 millones, según la última proyección de la consultora LCG.
En las últimas semanas se ha producido un deterioro en ese indicador clave, y el Fondo Monetario exige un plan para revertir esa tendencia.
Por eso, el crawling peg del 1% mensual tendría sus días contados, y lo mismo ocurriría con el denominado dólar blend, que permite a los exportadores liquidar un 20% de sus divisas en el contado con liquidación.
Si el Gobierno espera cerrar un nuevo acuerdo de refinanciamiento, que incluiría unos u$s 8.000 millones en fondos frescos, deberá buscar la forma de garantizar que esa plata no se irá en sostener el tipo de cambio.
El problema para la Casa Rosada es que todavía faltan más de seis meses para las elecciones legislativas, y una devaluación, por mínima que fuese, pondría en riesgo parte de lo hecho hasta ahora para bajar la inflación.
La reducción del costo de vida es el principal activo con que el gobierno de Javier Milei llegará a los comicios.
En ese escenario, el Gobierno sigue negociando lo que podrían ser los últimos detalles del acuerdo con el Fondo Monetario.
Se necesitan dólares para pagar la deuda, estabilizar la economía y llegar con calma a las elecciones de octubre.
El nuevo acuerdo con el organismo se trata de un programa de Facilidades Extendidas por 10 años, con un plazo de gracia de 4 años y medio -en los que no habrá pagos de capital- y fondos para refinanciar los vencimientos pendientes de 2022 y cancelar letras intransferibles en poder del Banco Central.
El préstamo podría alcanzar los u$s 20.000 millones, de los cuales u$s 12.000 millones se destinarían a refinanciar vencimientos hasta el 2029.
Esto le permitiría a la Argentina renovar buena parte de los vencimientos de deuda por u$s 14.000 millones con el Fondo en los próximos 4 años. Los u$s 2.000 millones faltantes debería cubrirlos con fondos privados.
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