Portada  |  18 mayo 2020

Homenaje a la escarapela de alumnos de segundo grado de Ángel Gallardo

Sin poder asistir a clases, el trabajo junto a la docente quedó plasmado en un emotivo video

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La propuesta de Melisa Valor, maestra de segundo grado turno tarde de la escuela Manuel Belgrano 1065, es para rendir un homenaje a la escarapela.

Una iniciativa destinada a profundizar los valores de los símbolos patrios y transitando el camino de la Semana de Mayo.

Debido a la medida de aislamiento, docentes y alumnos no pueden concurrir a las aulas pero el vínculo pedagógico y el intercambio de actividades es permanente.

También compartimos el video de Juan David y Zoe, que concurren a la misma escuela y grabaron un video recordando la gesta de Mayo.

Día de la Escarapela, el primer símbolo patrio
 
La escarapela argentina fue utilizada por primera vez por un grupo de damas de Buenos Aires (Casilda Igarzábal entre otras) al presentarse a una entrevista con el entonces coronel Cornelio Saavedra, jefe del Regimiento de Patricios, el 18 de mayo de 1810 y por el «Calendario Escolar» de 1951, se fijó dicha fecha como Día de la Escarapela.

La Escarapela Nacional Argentina es uno de nuestros símbolos patrios, junto al escudo, el himno y la bandera. Si bien, en el imaginario popular, la creación de la escarapela está unida a las jornadas de la Revolución de Mayo, con Domingo French y Antonio Luis Beruti, repartiendo cintas celestes y blancas; en realidad, no hay documentación que avale esta hipótesis planteada por Bartolomé Mitre.

Lo concreto, en relación a la creación de la escarapela, es que, a solicitud de Manuel Belgrano, su uso se establece por decreto del primer Triunvirato, el 18 de febrero de 1812.
 
Historia

Durante los preparativos para prevenir la segunda invasión inglesa, el Regimiento de Patricios de Buenos Aires usó un penacho blanco y azul celeste, color éste último que ningún otro cuerpo usaba en su uniforme. Al referirse a los Patricios, Bartolomé Mitre hace mención a este color en su “Historia de Belgrano”.

La mujer porteña, que tan destacada actuación tuvo en la expulsión del invasor, comenzó a utilizar en esos tiempos rebozos con los colores del pompón de los Patricios, identificándose con la causa: azul celeste con ribete blanco. Quedó así sentado que fue la mujer argentina quien divulgó los que serían los colores nacionales. Fueron ellas las que tanta y decisiva intervención tuvieron en los sucesos de Mayo y en la epopeya que los siguió.
 
French, Azcuénaga y Beruti

Durante las primeras horas de la mañana del 25 de mayo, en la casa de Miguel de Azcuénaga, estaban reunidos varios de los promotores del movimiento revolucionario esperando el momento de obrar si llegaba el caso. Entre éstos, estaba French y cuando se conoció la noticia de que el Cabildo no accedía a las aspiraciones de los patriotas, los que estaban en lo de Azcuénaga se dirigieron a la plaza.

French, al llegar a la plaza al frente de los patriotas que acaudillaba, tuvo que ver que gran parte de la multitud allí reunida ya llevaba la divisa blanca y celeste y entonces fue cuando entró en una tienda de la recova, compró cintas de esos colores y las distribuyó entre los suyos, siendo Beruti el primero de ese grupo que se colocó ese distintivo.

A ciencia cierta, no se puede afirmar con seguridad cuál ha sido el preciso origen de los colores patrios. Todo lo que puede hacerse hasta hoy es dejar establecido que se usaron en varias ocasiones hasta llegar al penacho de los Patricios. De allí, pasaron al rebozo de las damas porteñas y al ojal y sombreros de los patriotas.

Tanto el 25 de Mayo de 1810 como en días anteriores, esos colores fueron divisa de quienes querían un gobierno propio y luego de ese pronunciamiento tuvieron el carácter de distintivo partidario. Después de la revolución, algunos cuerpos del Ejército usaron esos colores como escarapela, al tiempo que otros continuaban llevando el rojo de la monarquía, a pesar de obedecer a las nuevas autoridades.

La escarapela en los documentos oficiales

Hasta aquí, la cucarda había tenido el carácter de divisa popular. Llegamos, ahora, a la parte documentada y a su uso oficial que quedó consagrado el 18 de febrero de 1812 al dar el Triunvirato un decreto en ese sentido.

“En acuerdo de hoy, se ha resuelto que desde esta fecha en adelante, se reconozca y use la Escarapela Nacional de las Provincias Unidas del Río de la Plata, declarándose por tal la de dos colores: blanco y azul celeste; y quedando abolida la roja con que antiguamente se distinguían. Se comunica, a V. S. para los efectos consiguientes a esta resolución”. Dios guarde a V. S: muchos años. Buenos Aires, febrero 18 de 1812. Firman: Feliciano Antonio Chiclana, Manuel de Sarratea, Juan José Paso, Bernardino Rivadavia (Secretario)

A ciencia cierta, no se puede afirmar con seguridad cuál ha sido el preciso origen de los colores patrios.

Conforme al borrador existente en el Archivo General de la Nación, esta medida se comunicó a los gobiernos de Buenos Aires, Santa Fe, Córdoba, Corrientes, Salta, Mendoza, San Juan, San Luis, Jujuy, Catamarca y La Rioja, como también al jefe del Estado Mayor y a los generales Belgrano, Pueyrredón y Artigas.

Con esta resolución, se puso término a lo peligroso que era en las batallas el encuentro cuerpo a cuerpo de soldados portadores de iguales divisas, lo que podía ocasionar confusiones lamentables. Belgrano, notificado de la resolución sobre el uso de la escarapela nacional, prontamente la hizo colocar a sus soldados y lo hizo saber al Triunvirato.

El Día de la Escarapela fue instituido por el Consejo Nacional de Educación en 1935.
 
Origen de la escarapela

El uso de las escarapelas remonta a la Guerra de Sucesión Española (1701-1713). Esta guerra, fue ocasionada por la muerte sin descendencia del rey Carlos II de España. Al fallecer el último de los Habsburgo, sobreviene la instauración en el trono de la Casa de Borbón. Durante esta contienda, en los campos de batalla se utilizaba un distintivo que tenía forma de moños y lazos.

En cambio, a partir del siglo XVIII, se impone la escarapela roja con forma de roseta, que era un signo de pertenencia al Ejército Real.

Las primeras utilizaciones de distintivos en las Provincias Unidas del Río de la Plata, refieren al uso de cintas de color rojo y blanco. Durante la resistencia a las invasiones inglesas de 1806, el cuerpo de Voluntarios Patriotas de la Unión, integrado por españoles y criollos utilizaba los colores blanco y rojo en su uniforme.

Durante la Revolución de Mayo, las crónicas de la época, aluden a las cintas blancas que se utilizaban en el ojal de la casaca, como señal de unidad entre españoles americanos y europeos. Otro distintivo era la escarapela encarnada y el retrato de Fernando VII sujeto con el cintillo del sombrero, y también algunos utilizaban una rama de olivo a modo de penacho simbolizando la paz.

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