Hay una máxima no escrita que habita en lo profundo de nuestro estómago: la comida nunca será completa si no tiene postre. Si es de buen comer, será ese último bocado que consuma la panzada. Si come lo justo o se está cuidando, se reservará un lugarcito para ese permitido tan esperado. Porque lo mejor, dicen, se guarda para el final.
De haber un mundial de consumo e inventiva de postres, probablemente la Argentina sea candidato. Sus raíces latinoamericanas y las varias corrientes migratorias europeas que vivió en sus 210 años de vida lo hacen en un país con una enorme riqueza gastronómica. No es la excepción cuando se trata de postres.
“Si me preguntás cuál es el postre argentino que se me viene a la cabeza, es el queso y dulce”, responde Jorge Omar Duarte, gerente de El Imparcial, el restaurante fundado en 1860 que tiene el título del más antiguo de la Ciudad de Buenos Aires. Una receta sencilla, que consta de dos ingredientes: queso fresco y un dulce. Si es de batata, se llamará Vigilante. Si elige el de membrillo, estará degustando un Martín Fierro. He aquí una de las grietas más irreconciliables de la República Argentina. Gustos al margen, percibirá sabores antagónicos hermanados en el paladar: dulce y salado, ácido y empalagoso.
“Pero para mí, el flan es el uno”, redobla Duarte y razón no le falta: al flan de bodegón no hay con qué darle. Están los que no pudieron quebrar la barrera de una generación como la Copa Don Pedro. Atención: se toma, no se come. Su preparación es simple: helado de crema americana, whisky ("Ni berreta ni premium", advierte Duarte) y se le puede agregar como opciones crema chantilly y nueces. Una creación porteña que nació en la década del 70 y nunca terminó de convencer a los jóvenes. “Es un postre pesado. Está en extinción”, admite Héctor, el encargado de los postres en el Imparcial.
Cada región tiene un postre típico hecho con ingredientes tan típicos como inigualables en calidad. En Neuquén sucede con los frutos rojos. En Cipolletti, Del Sur Espacio creó “Rojo pasión de p… madre”, una opción que combina cerezas, frambuesas, frutillas, mascarpone, helado de cerezas, gelatina de puré de cerezas y vermut, menta freída, coulis de frutos rojos y una miel especial con ají picante como toque final. “Es un postre bien fresco y casero, hecho con frutas de estación”, lo define Carlos Puricelli, su inventor.
Es sabido que el helado es una tradición italiana que fue abrazada por los argentinos cuando llegaron los primeros migrantes. Lo que pocos saben es que Rosario es la capital nacional del helado. “El helado une y nos da felicidad. Siempre digo que el heladero es un creador de felicidad”, dice Micaela, de la Gelateria Italiana San Remo, una referencia en la ciudad. No sólo porque llevan tres generaciones sirviendo helado artesanal, sino por su nivel de innovación: a la fecha tienen más de 300 gustos propios; malbec con arándanos, Campari con maracuyá y peras al vino blanco son algunos de los más exóticos.
Sobre la diversidad de los postres argentinos trata el cuarto capítulo de Platos Argentinos, la nueva serie de Telefe Noticias Digital. Del asado al alfajor, pasando por sánguches, pescados y más, la serie cuenta particularidades regionales, exquisiteces locales y secretos de chefs de prestigio y consejos de vendedores ambulantes.
Platos Argentinos es una coproducción de Telefe Noticias Digital junto a los equipos de Telefe Rosario, Telefe Córdoba, Telefe Salta, Telefe Santa Fe, Telefe Mar del Plata, Telefe Bahía Blanca, Telefe Neuquén y Telefe Tucumán.
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