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A 34 años de la hazaña del título de México 86
Fue el gran Mundial de Maradona, desde luego, pero también fue el gran Mundial de Carlos Bilardo y de unos cuantos jugadores para apuntalar la estrategia y facilitar el sublime despliegue del ‘Diez‘, del genio en su salsa.
La selección llegó a tierra azteca muy cuestionada por casi todos e incluso con bilardo pendiendo de un hilo y cuyo único sostén era Julio Grondona.
Y fue, por cierto, el Mundial de Julio Grondona, en la medida que tuvo espaldas de sobra y convicción como para dar un simbólico puñetazo sobre la mesa y sostener presiones que, además de un sector de la prensa , emanaban de los dominios del presidente Raúl Alfonsín y en equis momento convirtieron a Bilardo en un entrenador con los días contados.
Con el correr de los partidos y el crecimiento exponencial de Diego, la selección se fue convirtiendo en candidata hasta llegar a la final para derrotar a Alemania gracias a aquella corrida inolvidable de Jorge Burruchaga.
Antes de llegar a esta gesta, el rendimiento de la Selección, ciertamente, no había ayudado a disipar los fantasmas: fueron años de experimentación copiosa y un brumoso ensamble que derivó en una clasificación descolorida, sufrida y agónica.