El barrio La Bajada es un pesebre viviente. La cultura futbolera, tan arraigada en la pasión rosarina, y el halo sobrenatural que rodea a la figura de Lionel Messi, elevaron de rango ese escenario y lo convirtieron en tierra divina. Así, en la previa del Mundial de Qatar, que arranca formalmente este domingo, la calle Estado de Israel al 500 y sus adyacencias se transformaron en plataforma de plegarias. Con murales, banderines y coloridos arreglos, el celeste y el blanco ya imponen condiciones, y acompañan una cuenta regresiva hacia esta Copa que desvela a todos los argentinos, y que se palpita de una forma muy particular donde nació Messi.
Deportes
El barrio de Lio Messi en Rosario se tiñó de celeste y blanco por la fiebre mundialista
Las banderas, los gorros y las camisetas argentinas, con el diez estampado en las espaldas, se multiplican. Réplicas del trofeo tan deseado también actúan como focos de atracción para fotos. De esa manera, metido en el corazón de zona sur, se puede comprender el fascinante universo del punto de origen de Messi y el caudal de ebullición que agrega el Mundial, el último gran desafío del crack formado en la cantera de Newell’s. Quizás, su única cuenta pendiente.
Estas veredas, estas calles, fueron las que perfilaron la niñez de Messi y le otorgaron un envión sobrenatural. Es que este pibe de barrio, del que se acuerdan todos quienes lo conocieron, con su talento y su timidez en la mochila se transformó en una mega figura del fútbol internacional.
Hoy, en cualquier lado que uno baja del avión, dicen: “Argentina... Messi”, una comunión extraordinaria, similar a la que generó Diego Maradona, pero potenciada con la popularidad del fútbol y el alcance masivo que permiten las nuevas tecnologías.
Esa imagen, que luego de la obtención de la última Copa América en Brasil le permitió vestirse de profeta en su tierra, después de tanto insistir, hoy se venera en todos lados del mundo, incluso en la lejanía de Qatar. Y esas señales de admiración se replican hoy también en las calles de su barrio, como emotivos actos de reconocimiento.
Los murales ya pasaron a ser una marca registrada de esta zona, que ya es parte de circuitos turísticos que ofrece la Municipalidad. Es que Rosario es también la cuna de Messi... Y le gusta mostrar sus brotes más talentosos.
Una de las nuevas pinturas exhibe a Leo, de pequeño, con menos de 10 años, levantando un trofeo con la camiseta roja de Grandoli, su primer club en Rosario.
Así, la inminencia del Mundial acelera el puso de los vecinos y el barrio se viste de fiesta, como un guiño al destino, para que le otorgue a Leo, lo único que le resta en su descomunal cosecha de logros.
Fuente: Diario La Capital de Rosario