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Murió Juan Domingo “Martillo” Roldán, leyenda del boxeo argentino
Para los más jóvenes, su nombre puede pasar inadvertido. Probablemente no tienen idea de que está asociado inequívocamente con una gran época del boxeo argentino, allá por mediados de los ochenta, con él como habitué de las mejores peleas en Las Vegas.
Ya pasó mucho tiempo de aquellos combates épicos, pero Martillo será siempre prócer, sobre todo en Freyre y en San Francisco, sus lugares en el mundo.
Todos lo recuerdan como “un gordo bueno” que a los 14 años tuvo la osadía de pelear contra un oso en un circo. También lo señalaban como “el tambero". O como aquél que combatió contra las aguas cuando hubo una inundación en Freyre. Son pocos los que hablaban de cuando Martillo estuvo a punto de ser campeón del mundo en un tiempo en que los medianos, más que una categoría, era una constelación.
Aprendió mucho de Amilcar Brusa, allá en Santa Fe, donde dio sus primeros pasos como aficionado. Sin embargo, su "padre" de la vida fue Juan Carlos Lectoure. Por eso no quería saber nada con pasar siquiera por la vereda del Luna Park.
“Porque se me pianta un lagrimón. Hay personajes que no merecen morir y ese fue Tito. Se murió y prácticamente desapareció el boxeo en la Argentina”, contaba con los ojos enrojecidos.
"Todo lo que tengo se lo debo a mi viejo y a Lectoure. Por eso cuando a Tito le hicieron un homenaje no fui, porque había gente falsa que no merecía estar en ese acto. Tito fue todo para mí. Una vez, recuerdo, me estaban dando una paliza impresionante y yo me quería ir del ring. Pero Tito no quería saber nada. Me gritaba desde el rincón que no me rindiera, que tenía todo para ganar. Por eso, lo extraño. Siempre estuvo a mi lado", decía.
Fuente: clarin.com