En una noche destinada a quedar en la historia por tratarse de su primer concierto en una cancha de fútbol, Wos se encargó de ofrecer el viernes un inolvidable show que terminó marcando un nuevo hito en su carrera, aunque más por su calidad artística que por el mero hecho estadístico que significaba el estadio de Argentinos Juniors como escenario.
Una puesta escénica a la altura de cualquier show internacional; grandes invitados como Ricardo Mollo, Nicki Nicole, Acru, Klan, Zone y Ca7riel; una impresionante y versátil banda; y un demoledor repertorio que paseó por una amplia gama de estilos, se conjugaron para que uno de los artistas más brillantes de la nueva generación montara su gran fiesta consagratoria.
Es cierto que Wos suma varios hitos en las grandes ligas, como el haber sobresalido en los más destacados festivales, por caso el Cosquín Rock y Lollapalooza Argentina; y el haberse alzado con el Gardel de Oro 2022; pero la serie de dos conciertos iniciada la noche del viernes en el estadio Diego Armando Maradona, en el barrio de La Paternal, elevó una vez más la vara para el joven artista.
Vale destacar que se cayó en la tentación del gran marco y se montó una puesta que incluyó grandes luminarias, plataformas móviles, fuegos artificiales, coloridas gráficas y papel picado, entre otras cosas; pero lo más importante es que lo brindado a nivel artístico fue tan poderoso que hizo que la atención no se centrará en lo artificioso.
Allí emergió la gran figura de Wos, a esta altura ya uno de los más grandes nombres de la escena nacional, que desplegó su gran talento interpretativo, compositivo y para la improvisación, junto a una banda que también se anota entre las mejores.
Tanto el artista como su grupo supieron en ese contexto atravesar climas y transitar sonoridades bien diversas, todo con igual prestancia, a lo largo de las más de 30 canciones que desfilaron en las dos horas y media de show.
Así, el concierto fue una suerte de gran montaña rusa estilística que mantuvo en estado de alerta permanente por sus constantes virajes; pues del rap, el hip hop o el freestyle original se pasaba a baladas del cancionero pop o a piezas marcadas por el soul o el funk.
Del mismo modo, la banda podía arremeter con pasajes de furiosos riff como adaptarse a un formato acústico, combinarse con cuerdas o sumar vientos para tornarse en una aceitada máquina bailable de perfil afro.
El paroxismo llegó cuando a las 21.30, las pantallas replicaron las imágenes que tomaban los drones que sobrevolaban al público que prácticamente colmó el estadio, para luego mostrar unas luminosas gráficas que al aplacarse dejaron al descubierto la silueta de Wos, quien sacudió de entrada con “Buitres” y “Luzdelito”.
La delicadeza de “Andrómeda” trajo un poco de respiro a un inicio de banda en modo rockero y Wos saltando, lanzando sus versos y haciendo beatbox, uno de los tantos gestos que conectarían con sus inicios.
Con las cuerdas llegarían los momentos acústicos que propinarían el tramo introspectivo. “Gracias por permitirme vivir este momento en medio de este caos”, fue el saludo con el que lo coronó, antes de dar paso al “ramonero” tema “40” –con cuenta inicial incluida- que iría subiendo los voltajes.
“Con mucho amor a todos los mezquinos de corazón”, dijo Wos y pidió “para todos ellos una gran mejoría” antes de arremeter con la furiosa “Que se mejoren”. La rabia iba a regresar con “Canguro”, en donde además se revelaría como un gran showman. “Para los giles de siempre que siguen castigando a nuestro país y a toda Latinoamérica”, dedicó en este caso.
Con el coro devocional AfroSound en “Mugre” se bajaron algunos decibeles y se ganó en pomposidad poco antes del tramo final, que incluyó la visita estelar de Mollo para estremecer con su voz y su guitarra en la folclórica “Culpa” y el choque eléctrico con Ca7tiel en “Niño Gordo Flaco”. El reclamo previo del público hizo casi obligado el final a puro salto al ritmo de “Púrpura”.
Fuente | Télam
Comentarios