Octubre y noviembre es la época del año en que "lloran" las tipas, parte del arbolado público porteño, que se distribuye a lo largo de varias avenidas de la Ciudad.
El goteo es producido por el excremento de un insecto, la chicharra de la espuma o Cephisus siccifolius, que en su estado de ninfa se alimenta de la savia del árbol. La succiona de los brotes y al mismo tiempo va excretando un líquido. Cuando esa sustancia se acumula en las hojas, cae en forma de gotas.
"La chicharra es pariente de las chinches y todas se alimentan picando algo, que puede ser la savia de las plantas o la sangre. Las que se alimentan de las tipas, y también de otros árboles como el eucalipto, están emparentadas con la chicharrita que ataca al jacarandá, son hemípteros", explica el ingeniero Jorge Fiorentino, gerente de Arbolado de la Ciudad a Clarin.com.
La Cephisus siccifolius no produce su espuma durante todo su ciclo vital, por lo que las gotas caen entre octubre y noviembre. "Los insectos tienen una metamorfosis, pasan por distintas etapas desde que nacen hasta que son adultos. De chiquitas, estas chicharras empiezan a succionar la hoja y largan esa excreta una vez que la savia pasó por su aparato digestivo. Este jugo forma una espuma que es como un capullo que protege al bichito mientras crece. Pero cuando llega a cierto tamaño, ese jugo se cae. No hay que temerle, porque no es tóxico ni dañino. Sí es molesto, porque como es azucarado, mancha", detalla Fiorentino.
El funcionario afirma que la chicharra no es una plaga que dañe al árbol. "Por eso no hacemos un tratamiento para exterminarla. Prefiero que caiga esa gotita de pis de la chicharra y no la de un plaguicida", dice.
En Buenos Aires hay 9.465 tipas en calles y veredas, según los datos del Censo del arbolado publicado en 2018. Este árbol fue traído a la Ciudad por el paisajista Carlos Thays de la zona de las yungas, que abarca Tucumán, Salta, Jujuy y el sur de Bolivia.
La tipa es una de las especies más voluminosas que pueden verse en Buenos Aires: llega a medir más de 30 metros de altura y sus troncos oscuros tienen más de un metro de diámetro. Su abundante follaje dura todo el invierno, pero en octubre lo pierde. Sus ramas quedan desnudas por un par de semanas, hasta que vuelven a llenarse de hojas y de flores amarillas. Para esta época, esas flores caen y tapizan las veredas, como si fueran una mullida alfombra.
Fuente: Clarin.com
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