Un 8 de junio, pero de 1928, se inauguraba el Puente Colgante y desde entonces se constituiría como el ícono máximo de la ciudad de Santa Fe. Presente en todas las postales y parada obligada para los turistas, este emblema de la capital provincial cumple 96 años de vida.
Una sola parte principal de la estructura fue testigo de todas sus etapas. Con 30 metros de altura, la “antena oeste” esta estructura se mantuvo de pie tras la gran inundación de 1983 y fue parte de la nueva construcción del puente manteniéndose así casi un siglo de pie en una construcción adoptada como patrimonio cultural de los santafesinos.
Surgió por la necesidad de contar con un cruce que atraviese la vía hídrica de la laguna Setúbal. El ingeniero Marcial Candioti ideó esta estructura basada en los principios de los puentes colgantes tradicionales pero significó una construcción sin precedentes en la región.
Logró soportar grandes crecidas, hasta que en 1983 ocurrió la tragedia con el colapso del gigante metálico. Actualmente tiene una longitud total de aproximadamente 295 metros y una altura máxima de aproximadamente 30 metros en cada antena.
El proceso de reconstrucción de toda la estructura fue realizado con varias piezas que formaban parte del puente original. El resto de componentes estructurales del puente se construyeron a semejanza de las piezas originales.
Tras años de abandono, su reconstrucción en el año 2002 resultó un acto de justicia para este gigante santafesino. Hoy celebra 96 años de vida en plenitud y recobró ese status de ícono y emblema que nunca debió haber perdido.
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