En consonancia con lo que viene pregonando hace varios años, el magnate Bill Gates anunció que destinará la mayor parte de su fortuna, el 99% para ser exactos, a la Fundación Bill y Melinda Gates, institución a la que considera su “cuarto hijo”, en lugar de dividirla equitativamente entre sus tres hijos. Quienes recibirán “migajas”, en comparación a lo que sería un reparto tradicional de bienes entre herederos.
Esta decisión, que rompe con la tradición de los grandes patrimonios, generó un intenso debate sobre la responsabilidad social de los multimillonarios y el futuro de la riqueza acumulada. De hecho, esta “moda” que inició Gates fue imitada por otros millonarios que le dejarán la mayoría de sus fortunas a fundaciones u obras de caridad, pero no a sus herederos naturales.
“Para que no sufran lo que yo he sufrido he decidido no dejarles ni un duro”, reza Joaquín Sabina en una de sus canciones. Y parece que no es el único que piensa así. Otros millonarios que han decidido no dejar su riqueza a sus hijo son: el cantante Sting; el famoso cocinero Gordon Ramsay, el ator Daniel Craig; la pareja de HollyWood Ashton Kutcher y Mila Kunis y, otro “del palo de Bill Gates”, Mark Zuckerberg.
Salvando las distancias con Gates, todos han abrazado la premisa de que sus hijos “trabajen” y no dejarle todo servido en bandeja de plata. De todas maneras, el porcentaje de semejantes fortunas serán herencias más que considerables.
Un legado filantrópico sin precedentes y el 1% para sus hijos
Gates, cofundador de Microsoft y una de las personas más ricas del mundo, ha declarado que su objetivo es "devolver a la sociedad" y "ayudar a resolver algunos de los problemas más apremiantes del mundo". La Fundación Bill y Melinda Gates, que se dedica a la lucha contra la pobreza, las enfermedades y la desigualdad, se convertirá en el principal beneficiario de su fortuna, estimada en alrededor de 84 mil millones de dólares.
Si bien se espera que cada uno de los tres hijos de Gates reciba una cantidad significativa de dinero, se estima que será considerablemente menor a la que recibirían bajo una distribución tradicional.
Según trascendió, el testamento de Gates deja a sus tres hijos el equivalente al 1% de su fortuna, siendo estrictos, lo que les dejará es menos del 1%, pero no dejan de ser nada más ni nada menos que 10 millones de dólares para cada uno. Una excelente herencia, inimaginable, para el 99% de la población mundial.
Reacciones encontradas y un debate que atrae
La decisión de Gates fue recibida con reacciones encontradas. Algunos la aplauden como un gesto de generosidad y responsabilidad social, mientras que otros la critican por considerar que priva a sus hijos de la oportunidad de construir su propio camino.
Más allá del caso particular de Gates, este hecho abre un debate necesario sobre la responsabilidad social de los multimillonarios, el papel de la filantropía en la sociedad y el impacto de la herencia en las nuevas generaciones.
¿Es la decisión de Gates un ejemplo a seguir para otros magnates? ¿Cómo afectará esta decisión a la vida de sus hijos? ¿Qué impacto tendrá en la filantropía y en la lucha contra las desigualdades?
El futuro de la riqueza acumulada y el rol de las grandes fortunas en la sociedad son temas que aún están por definirse. La decisión de Gates, sin duda, marcará un precedente y contribuirá a este debate crucial.
NA
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