El nuevo primer ministro francés, Michel Barnier, anunció este martes que pedirá una "contribución excepcional" a las grandes empresas y a las personas más ricas para reducir los elevados niveles de deuda y déficit públicos.
"La situación de nuestras cuentas exige hoy un esfuerzo limitado en el tiempo que debe ser compartido, en aras de la justicia fiscal", subrayó ante la Asamblea Nacional (cámara baja) el conservador Barnier.
La deuda pública progresó en Francia al 112% del Producto Interno Bruto (PIB) en el segundo trimestre de 2024, equivalente a 3,22 billones de euros (3,59 billones de dólares), según cifras oficiales.
Y el déficit público de la segunda economía de la Unión Europea corre el riesgo de aumentar hasta el 6% del PIB, tras un 5,5% en 2023, pese a que Francia tiene abierto en la UE un procedimiento disciplinario por su elevado nivel en desequilibrio fiscal.
"Nuestro objetivo es reducir el déficit al 5% en 2025" y "volver a situar a nuestro país por debajo del umbral del 3% en 2029", agregó el jefe de gobierno.
Esto supone retrasar dos años el objetivo de cumplir con el umbral previsto en las normas europeas, respecto a la previsión del anterior gobierno.
Barnier lidera un gobierno en minoría formado por la alianza de centroderecha del presidente Emmanuel Macron y su propio partido conservador Los Republicanos (LR), cuya supervivencia depende de que la ultraderecha no apoye una moción de censura de izquierdas.
Ante el rechazo de los partidos que apoyan a su gobierno a un alza de los impuestos, el primer ministro precisó que "dos tercios" del esfuerzo para sanear las finanzas públicas procederá de la reducción del gasto público.
Pero anunció que pedirá una mayor participación temporal "a las grandes empresas que logran beneficios importantes", tras siete años de política de reducción de impuestos de Macron, y una "contribución excepcional" a las grandes fortunas.
Estos anuncios se empezarán a plasmar en detalle en el proyecto de presupuestos de 2025, que debe presentar en los próximos días y que representará su primera prueba de fuego para la supervivencia de su gobierno en Francia. (AFP)
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