Noticias
Rechazo del MOS al auspicio de la FCJS/UNL a Sergio Moro
En contra de lo que afirma su decano (el abogado Javier Aga), el auspicio de la institución va más allá de un mero “anuncio”, carente de consecuencias para los temas que se discuten. Constituye, en cambio, un lamentable intento de legitimación de la figura de Moro, que va en contra del compromiso histórico de esa casa de estudios (y de la Universidad Nacional del Litoral) con la defensa de la democracia y los derechos humanos en nuestro país y en el mundo.
Sergio Moro tiene derecho a expresarse, y su libertad de expresión está garantizada en Argentina. Sus ideas serán transmitidas por una de las principales empresas periodísticas del país (el diario Perfil), con el apoyo de grandes universidades privadas (La Universidad Católica de Córdoba, la Universidad de Belgrano, La Universidad Austral y la Universidad Blas Pascal). De manera que, si la figura de Moro plantea de algún modo el problema de los derechos y libertades fundamentales, no es por la supuesta amenaza a su libertad de expresión, sino por el modo en que -como juez- conculcó la libertad de Lula, y -con ello- los derechos políticos del del pueblo brasileño.
Como reveló la revista estadounidense The Intercept, el proceso contra Lula estuvo plagado de irregularidades. El abogado y periodista Glenn Greenwald publicó una serie de mensajes telefónicos que demuestran que Moro conspiró con los fiscales de la causa para direccionar el proceso y sentenciar al ex-presidente a pesar de la ausencia de pruebas en su contra. Poco después, la designación de Moro como Ministro de Justicia del gobierno de Bolsonaro, confirmaría su parcialidad como juez, y el carácter ilegal del proceso seguido contra Lula.
Bajo la apariencia de un proceso judicial, Sergio Moro condujo una operación política cuyo objetivo (cumplido cabalmente) fue el de impedir la participación del ex-presidente en el proceso electoral en ciernes. La condena arbitraria excluyó de este modo a quien -por entonces- era el favorito en las encuestas: un ex-presidente obrero, surgido del Brasil más postergado, que convirtió a su país en la novena economía del mundo, y liberó de la pobreza extrema a 40 millones de seres humanos.
Nuestro repudio a sus captores (y al auspicio dado a sus captores por la FCJS-UNL) se basa sin embargo en convicciones más elementales, que van más allá del legado histórico de Lula, y que se vinculan estrictamente a la plena vigencia de los derechos civiles y políticos. Las diferencias de perspectiva (obviamente legítimas) en cuanto a la caracterización del significado histórico de los gobiernos de Lula, no deberían ser un obstáculo para la denuncia de los procedimientos utilizados por Sergio Moro para su encarcelamiento y proscripción electoral.