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Los socios del Club Echeverría le dieron combate a la pandemia con arco y flecha
Con arco y flecha, los socios del Club Echeverría le hicieron frente a la pandemia para conservar en pie a la institución. Es que, a contramano de una actualidad deportiva que no la contempla, la arquería se erigió como tradición en el establecimiento de Barrio Candioti. Unió generaciones y permitió que la asistencia crezca luego del duro revés padecido con la llegada del coronavirus.
Marcelo Prósperi, de la Comisión Directiva del Club Echeverría, detalló el presente de la institución. "Nos encuentra tratando de rearmarnos después de la pandemia, que no fue fácil. No escapamos a las generales de la ley, fueron difíciles los meses del año pasado. Fuimos reconstruyéndonos sumando actividades, sumando socios -somos 120-. Desde el 2019, por decisión de la Comisión Directiva no se ha aumentado al cuota: son 110 pesos, no es nada".
Además, remarcó que "duplicando socios aún no alcanza para los gastos que tiene este edificio de 80 años y si uno además le quiere incorporar mejoras, es fundamental la ayuda oficial y los beneficios. La Comisión Directiva, además de dirigir los destinos del club, vende pollos, alfajores, tenemos que hacer muchas actividades para seguir creciendo".
La arquería, unión de generaciones y sostén de la institución
El deporte practiado con arco y flecha es furor en el Club Echeverría. Mario Mendonza, profesor, contó que "el club lo provee de todo, únicamente tienen que venir. Tenemos flechas, arcos, equipamientos y profesores. Somos cuatro profesores a cargo de la escuelita. Serán bienvenidos. Tenemos un curso de ocho clases y la última le vendemos la flecha. Vamos orientándolos para que se compren su propio arco".
Muluki, una de las abuelas que asiste a la institución, graficó la unión que se vive mediante el deporte. "En mi caso, vengo como mi bisnieto. Acá si no te pescas, te pescan para que vengas y compartas. Es un ambiente agradable, lindo, los chicos te hacen florecer. Uno orienta para que no metan la flecha en el ojo que no corresponde".

Eduardo Nava, que asiste junto a su nieto, brindó las razones por las cuales entrenan juntos. "Yo lo traje porque el ambiente es hermoso, el club creció en plena pandemia en forma exponencial. No vamos a entrar más acá. Como padre y familia me siento identificado con el club. La arquería es hermosa: cuando uno la empieza no la larga más". Pedro, nieto de Eduardo, añadió: "empecé porque mi abuelo me invitó, es lindo. Apenas empezás, tirás mal. Es concentración: si te distraés, va por el cielo. Le pegás a uno. Es linda la arquería".
Vicky, una joven que también pasa su tiempo con el arco y la flecha, dijo: "yo empecé hace un año, me re enganché, me re gustó. Mi experiencia es muy buena, me gusta mucho. Me gusta el deporte, me quedé fascinada". Amadeo, por su parte, aseguró: "me llamó la atención y está bueno. La concentración, está muy bueno, no tenés que gastar muchas energías: es muy divertido". En tanto que Zoe lo describió como "muy divertido, te hace pasar lindos momentos, más si estás con gente que te agrada y con la que tenés confianza. La concentración es lo más importante, la confianza y no hay que estar tan tensos".
El arribo de jóvenes, el factor por el que el club ganó vida
Dardo Benavídez, socio vitalicio, recordó las épocas de antaño de la institución. "A esta hora, las diez de la mañana, había 100 personas. Algunas practicando, otros acompañando y preparándose. Se fue terminando esa gente y el club fue muriendo. Nosotros tenemos campeones argentinos de bochas. Tenemos títulos de campeones provinciales, siempre hubo grandes jugadores. Fue muriendo: la bocha murió".
"Y la arquería fue renacer de vuelta. Lo fuimos haciendo y es el resultado de hoy. No existen más los viejos, pero los que están, están trabajando muy bien. A futuro pienso que va a ser muy floreciente. Estamos trabajando bien, pero nos falta un poco más. Vamos a andar", cerró.